Redacción.

Esta vez, en vez de publicar algo relacionado con autores famosos voy a enseñaros algo de mi propia cosecha. Publico esta entrada por petición de Luisa que me animó a subir una de mis redacciónes hechas en clase y si puedo a ver si puedo subir alguna que otra cosilla más. Espero que os guste.


Para esta redacción, quisiera hablar de un momento en que, cuando tenía nada más que un año, se esfumó una de las mejores compañías que he podido tener en mi vida: un perro llamado Marco. Marco era un perro mestizo entre pastor alemán y dóberman. Yo de esa edad poco puedo recordar (no recuerdo nada, pero vamos, para el caso...), pero mis padres me contaron que Marco era muy cariñoso y protector conmigo. Me contaban que por las mañanas se asomaba por las rejas de la cuna para despertarme y hasta que no le tiraba de los bigotes no se iba. Me contaban también que cuando salíamos a la calle, si se acercaba alguien hacia mí, gruñía para que no se acercara. Era como mi ángel de la guarda, pero hubo un día en que estabamos en casa de mi abuela y yo jugaba en la cocina, casi en el umbral de la puerta. Marco entró por la puerta muy deprisa y me arrolló de un cabezazo. Después de ese momento, mis padre decidieron darselo a un hombre para que lo cuidara. A veces me imagino cómo hubiera sido la vida si hubiera crecido con él. Solo espero que haya disfrutado de la vida tanto como hubiera disfrutado yo teniendole conmigo.